Un domingo de marzo, fuimos a la montaña con mis amigos Jaime Suarez, Verónica Irrazabal y Mariana Tonn. Y nos encontramos con este guanaco que se había enredado un grueso alambre en el cuello y se estaba ahogando. Había también un turista de San Luis intentando con una pinza acercarse pero el guanacoa asustado corría y a los metros caía por el agotamiento y la asfixia. En una de sus caídas aprovechamos para sujetarlo y sacarle el alambre. Respirando aliviado pegó un brinco y salió relinchando llamando al resto de la manada.
1 comentario:
Impresionante lo del guanaco. Qué bueno que tuvo final feliz!!
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